BELLEZA
FATAL: LAS NUEVAS CARAS DE LA ALIENACIÓN FEMENINA. ENTREVISTA
MONA
CHOLLET
El cuarto libro de
Mona Chollet, Beauté fatale - Les nouveaux visages d'une aliénation
féminine (1), aborda el complejo "moda - belleza". El libro
tiene el mérito de visibilizar una forma de enajenación correosa que
está en todas partes y en ninguna a la vez A partir de una pregunta
falsamente ingenua: ¿qué hay de malo en querer ser bella?, la autora trata de
distinguir el deseo personal de belleza de su explotación por una lógica
sexista y por la sociedad de consumo. Más que una crítica sobre el ansia de
belleza, este libro realiza un estudio exhaustivo sobre los centros de poder
donde moda y belleza se encuentran. Habla, por supuesto, sobre el
cuerpo femenino y las formas específicas de dominación que sufre, pero no se
limita a eso. Una amplia revisión de la literatura en inglés, la más productiva
sobre este tema, le permite insertar estas formas de dominación dentro de una
lectura crítica de la sociedad contemporánea y de la dinámica consumista y de
mercado en la que estamos inmersos. La entrevista fue realizada por Wassim El
Golli para la revista francesa Contretemps.
C: Su libro nos invita a
cuestionar la relación, individual y colectiva, que nuestra sociedad construye
sobre la belleza y la moda. ¿Por qué es importante preguntarse acerca de
esto?
Mona Chollet: En primer
lugar, porque se trata de un tema que ha sido escasamente tratado. Siempre me
ha impresionado el pequeño número de análisis críticos que se realizan sobre la
moda, las revistas femeninas, la belleza, la publicidad.... Cuando yo era
adolescente, recuerdo haber rebuscado entre los libros de la biblioteca
municipal. Solo encontré el pequeño libro de Anne Marie Dardigna, publicado por
Masperó, titulado "Prensa femenina- función ideológica". Un buen
libro, muy de su época, marxista puro y duro, que me hizo reflexionar pero que
también abrió aún más mi apetito.
Desde entonces, he visto
poca cosa, aparte de algunos artículos esporádicos y un poco superficiales
sobre "todas esas modelos demasiado delgadas." Pero nada de crítica
sistemática. Y luego, siempre subsiste ese mito francés, de que tratamos de
lograr la igualdad, como mujer, pero sin renunciar a la seducción, la
feminidad, la coquetería, etc. Como si se tratara de algo con lo que pudiéramos
vivir con placer, con sencillez, siendo respetadas también como personas ...
como si no hubiera un problema directo y concreto de dominación que se ejerce,
también, sobre el cuerpo y que pasa por todas esas prácticas denominadas “de
belleza” y que algunos han denominado “el corsé invisible”.
Se trata, en realidad, de
un conjunto de normas tan rígidas que una mujer tiene muy pocas posibilidades
de vivir de una manera sencilla y agradable. Hay cosas muy agresivas contra la
vida de las mujeres detrás de los modelos de delgadez, por ejemplo: es la
negación pura y simple de la feminidad, del cuerpo femenino. Al final, el
cuerpo ideal de una mujer es el cuerpo de un hombre. Los maniquís de hoy en día
que, evidentemente, representan el ideal de belleza dominante, tienen cuerpos
muy andróginos con un plus de senos solamente. Cualquier forma de redondez es
vista como algo que debe ser eliminado.
Como ejemplo: en su mundo
particular, las anoréxicas suelen rechazar todo lo que es la feminidad real,
como es el tener menstruación. Quieren deshacerse de lo femenino que está
asociado con algo repugnante e indigno. Esta idea de indignidad es muy
perniciosa, cuando se mezcla con todo lo que acompaña el “complejo
moda-belleza” a través de prácticas hedonistas. Cuando las revistas femeninas
construyen titulares como "Adelgazar da placer", a propósito de las
dietas de adelgazamiento de primavera, el efecto es perverso, ya que realizan
ataques contra las mujeres envueltos en discursos de placer y de
auto-cuidados. Lo mismo que sobre la cirugía estética que va en contra de las
especificidades de cada mujer. Para ser amada y aceptada, es preciso eliminar
toda singularidad y conformar el propio cuerpo en torno a un modelo estándar;
es preciso estar “homologada”.
Se produce, en la
actualidad, una total ilusión sobre lo que realmente es la belleza y la
cuestión de la apariencia ocupa un lugar desproporcionado en la vida de las
mujeres. Ellas acaban siempre reducidas a esto: hagan lo que hagan, siempre
serán juzgadas por su físico. Y si ese no “pasa”, nada lo hará.
C: ¿Cómo analiza usted los
efectos de la belleza en tanto que construcción social y cuales son las formas
de dominación específica que produce?
Mona Chollet: Me interesan
mucho todos los discursos de celebración de la feminidad y me parecen, también,
extremadamente sospechosos. Yo, por ejemplo, he escrito extensamente sobre la
falda. Porque, los que tienen un discurso sobre esa prenda, particularmente
frecuente en los últimos años, partían de la idea de que las chicas de los
suburbios no podían vestirse con faldas y optaron por luchar solo por el
derecho a que lo hicieran, en lugar de defender el derecho genérico de las
jóvenes a vestirse como quieran. Finalmente, se encontraron promoviendo un
modelo que no es sólo un modelo de vestimenta sino todo un modelo de
comportamiento.
Detrás de la prescripción
de una prenda cualquiera, siempre existe la prescripción de una cierta
identidad, una sumisión a ciertos criterios, a un lugar del que no se debe
salir. En estos discursos normativos sobre la manera de vestirse hay una visión
de dominación absolutamente obvia.
Cuando se produjeron los
incidentes Polanski y Strauss-Kahn, me sorprendió descubrir que todos los
intelectuales franceses que celebraban la pseudo-seducción o pseudo-feminismo a
la francesa- (¡utilizan indiferentemente las palabras feminismo y
seducción!)-, encarnaban finalmente la voluntad de mantener a las mujeres en un
cierto lugar y un desprecio total de su subjetividad. Es el reverso de esta
pseudo-excepción francesa de las relaciones pacíficas entre los sexos, de
relaciones a la vez de seducción y de igualdad.
Con este libro he querido
mostrar cómo la subjetividad de la mujer no es del todo evidente para muchos
hombres a los que se supone tener estudios, reflexionar o encarnar y defender
el bien y la verdad. ¡Ya sabíamos que ellos no lo hacían muy bien, pero está
confirmado! Tienen una visión completamente arcaica de las relaciones entre
hombres y mujeres.
C: ¿Qué relación ve entre
el mayor control sobre el cuerpo de las mujeres, que usted describe y la noción
de mercantilización ligada a la sociedad de consumo?
Mona Chollet: Numerosos
trabajos han mostrado ya que la sociedad de consumo tiene una historia
particular con las mujeres, puesto que la producción estaba del lado de los
hombres mientras que el consumo del de las mujeres. Laurie Essig (2010) [2] señala que los primeros supermercados en los
Estados Unidos se llamaban “Lady´s Malls”. En Francia, Zola lo llamaba: “le Bon
Marché Au Bonheur des Dames”...Las mujeres, sobre todo en las clases medias
acomodadas, eran las encargadas de las compras para el conjunto de la familia,
pero también para ellas mismas. Es la industria la que se ha hecho cargo de
todas las tareas domésticas para la fabricación de productos básicos, la ropa,
el jabón, los productos de uso doméstico, los cosméticos...
Y lo que es también muy
interesante, en el libro de Betty Friedan (1963) [ 3 ], es que muestra cómo en los años 50, las
mujeres blancas de clase media americana a las que se había vendido la idea de
que su realización no estaba más que en el hogar, los hijos y el marido,
estaban tan frustradas que se volvían medio locas perdiendo todo sentido de
propia identidad a fuerza de no tener ningún dominio sobre ellas mismas.
Entonces, los publicistas se pusieron a vender la experiencia del gran almacén
para reemplazar la experiencia del mundo. En el libro, cito el ejemplo de un
fabricante que dijo que puesto que las mujeres quieren algo que les pertenezca
como propio, les ofreceremos un champú o un coche diferente al del resto de la
familia. Se puede pensar que eso funcionaria solo medianamente como sustitutivo
pero, en todo caso, promueve las ventas. Y es, probablemente, aún verdad hoy en
día. Yo tengo también la impresión de que la esfera del consumo ha comprendido
siempre muy bien la sensibilidad de las mujeres ante las cosas para las que han
sido condicionadas a ser sensibles. Es decir, el aspecto material de la vida y
su aspecto hedonista también, la sensibilidad hacia los objetos, a los colores,
a las telas, a los decorados, que son preocupaciones bastante despreciadas por
la cultura dominante. Puede que así sea sobre todo en Francia, donde se da
valor a un ideal cartesiano y abstracto… los hombres tienen también una
tradición de vivir bien, pero en una esfera diferente. La del cigarro, el vino,
pero no la de los cosméticos o de los productos para el baño.
C: Usted cita
repetidamente la obra de Betty Friedan, quien explicó que un conjunto de
factores, como el desarrollo en los electrodomésticos y el consumo
de los hogares, pero sobre todo, la voluntad de las mujeres de volver al hogar
y llevar una vida tranquila, después de guerra, provocó una forma de
reacción. ¿El lugar que ocupa el cuerpo de las mujeres en esta sociedad
revelaría, hoy día, ese mismo mecanismo?
Mona Chollet: Sí, por
supuesto. Eso estaba en el libro de Susan Faludi [ 4 ]: en teoría, las mujeres tienen ya la
igualdad, la oportunidad de ser financieramente independientes, de trabajar sin
permiso del marido, de controlar su fecundidad... Se puede pensar, entonces,
que el cuerpo es el último lugar donde la dominación puede actuar. Y, por
último que, después de que las otras prisiones se abrieran, esta, que es una
prisión inmaterial es, no obstante, aún más implacable. Es una forma de
mantener atrapadas a las mujeres, sujetas por hilos de marioneta, de
mantenerlas en su lugar de otra manera, por un control externo - se les pone
nota si no se ajustan al modelo al que se supone corresponden- y por un
auto-control- puesto que ellas mismas interiorizan esas normas, sin que
necesariamente se den cuenta de su carácter mortífero y destructor. Por ello,
interesarse en esto, como feminista, no es una frivolidad, sino una cuestión
absolutamente central.
Esta asignación a las
mujeres de las preocupaciones materiales-estéticas es una manera de excluirlas
de las áreas de toma de decisiones, de la política. Se les asigna a lo
corporal, al espacio domestico que, en mi opinión, son esferas nobles en si
mismas pero que se vuelven problemáticas cuando hay asignación y cuando toda la
existencia debe construirse a su alrededor.
A menudo, las mismas
mujeres son cómplices de su propia situación: como el mundo actual da un poco
de miedo, la idea de apartarse de él y elegir cremas de belleza, moda de
primavera o nuevo mobiliario para la casa, aparece como algo atractivo. Este
fenómeno ayuda a explicar el éxito de los blogs de decoración, de muebles o de
pastelería. Es como un rincón tranquilizador, un universo donde se ven y se
fabrican cosas bellas, una especie de burbuja sin preocupaciones. Es preciso
comprenderla para poder criticarla.
C: Para comprenderlo,
también tenemos que recordar el discurso cada vez mas frecuente de padres que
perciben la “apariencia” ante la sociedad como un verdadero recurso positivo
para sus hijos, de la misma forma que un diploma, por ejemplo...
Mona Chollet: Sí, es un
cálculo terrible. Si quieres enseñar a un niño a defenderse en esta sociedad,
no debemos dejar que se obsesione por cómo los demás le perciben, sino
enseñarle a tener confianza en si mismos y en sus propias percepciones y
especialmente, a las mujeres.
He trabajado bastante
sobre la violencia conyugal en el mundo diplomático: Esa terrible inseguridad
de las mujeres que hace que tarden mucho en defenderse y en convencerse de que
tienen derecho a hacerlo. Creo que también está relacionado con el hecho de que
se las educa a estar obsesionadas por lo que los demás puedan pensar de ellas.
Perciben su propia persona reduciéndola a su mero aspecto físico. Esa obsesión
por el cuerpo mantiene a las mujeres en una inseguridad permanente. Están
siempre preocupadas por ofrecer su mejor apariencia. Es como un entrenamiento
para que sean marionetas de los ojos ajenos.
C: Lo de "Encontrar
al príncipe azul" se podría sustituir, si no mejor, completar, por lo de
“ser descubierta" para convertirse en la próxima “estrella”. ¿Cómo
comprender esa paradoja que consiste en relacionar la moda y la libertad?
Mona Chollet: ¡Hay una
enorme mistificación alrededor! Es la imaginería de la cultura de masas con las
actrices desde los comienzos del cine. El testimonio de la niña en el libro,
que dice que sueña con ser "descubierta" data de los años 30. Este
fenómeno tomó fuerza en los años 50 y después, con las modelos de los años 80,
con más pasividad aún y mayor reducción a la apariencia, puesto que la “top
model” ni habla ni siquiera actúa.
Convertirse en actriz o
modelo se vende como la realización de un sueño. Este es el modelo para las
chicas jóvenes en el mundo gris de todos los días. De repente, eres señalada en
la calle y entonces, tu futuro se transforma con un golpe de varita mágica - te
conviertes en rica, famosa, vives en lugares hermosos y un día encuentras con
un hombre rico y… ¡aquello es la consagración! Este modelo narrativo se vende a
generaciones de niñas sin ningún remordimiento y con tales medios que hacen muy
difícil defenderse. Sobre todo cuando eres una adolescente impresionable y que
se aburre en la escuela.
Sin embargo, al ofrecer a
las mujeres hacer así su camino por el mundo, ocultan el precio a pagar: ser
reducida al mero aspecto físico y ser el juguete de otras voluntades. Están en
manos de agentes, productores, fotógrafos... Sempé realizó, hace varios años,
un dibujo que mostraba una modelo que se está preparado para el rodaje de un
anuncio y que estaba como en una prisión: completamente rodeada por personas
que la vestían, la peinaban, la maquillaban y que la transformaban en algo muy
diferente a la del principio. Después, se veían los resultados en los carteles
colgados por la ciudad donde la joven saltaba y danzaba, libre como el aire.
¡Esta es exactamente la paradoja!
Una actriz que cito en el
libro también dice que ya no puede leer y creerse las escenas en las que
siempre se describe cómo la heroína es hermosa, sin saberlo, de belleza
natural, mientras que ella, en realidad, pasa tanto tiempo después siguiendo
dietas de locos y yendo a gimnasios para ser seleccionada para esos papeles.
Una modelo, que cito también, dice que no se hace muchas ilusiones pero que va
a continuar con su trabajo porque su hermana realizo estudios larguisimos de
oncología y no gana tanto como ella. ¡Es un sistema donde se paga más a una
mujer por ser guapa que por ser inteligente!
C: A lo largo del libro,
usted busca comprender el concepto desarrollado por la feminista británica,
Angela Mc Robbie [ 5 ] del "complejo moda-belleza", y
cómo permite tomarse en serio una cierta cultura femenina. ¿Por qué?
Mona Chollet: Estoy
especialmente interesada en sus declinaciones contemporáneas, es decir, cómo se
pretende ahora ser “cultura” para difundir, aún mejor, sus obsesiones. Quería
desmontar la idea de que la industria trabaja para el bien de las mujeres y que
esta ahí para ayudar a lograr su felicidad. Una idea por la que esta industria
funciona en colaboración con la prensa femenina, el cine, la televisión,…
tratando de persuadir a las mujeres. Cuando lo esencial, esta bien claro, es
vender productos.
Es impresionante ver cómo
los dispositivos para situar en el mercado estos productos son cada vez más
sofisticados. Tomemos el ejemplo de los blogs, que ahora conviven con los
dispositivos más clásicos de la publicidad o de las revistas. Estos blogs, en
los que el número de audiencia es impresionante funcionan con mujeres
consentidoras que se dejan llevar completamente por esa fascinación por la
última “crème machin”. Cada una tratando de presumir con las fotos de su baño,
de su tocador, dando una imagen de si misma como de mujer de buen gusto, que
sabe como vestirse, conoce los buenos productos, los secretos de belleza. Estos
blogs construyen una especie de estanterías virtuales en su pantalla como las
de un escaparate de un supermercado. Ahora son también las blogeras las que
construyen sus escaparates virtuales, algunas de forma gratuita, con una
terrible ingenuidad, otras siendo pagadas por sociedades comerciales. Y además,
las propias marcas fabrican contenidos, pequeñas filmaciones difundidas por
Internet, para poner un poco de imaginación y emoción alrededor de la
mercancía.
C: En definitiva, este
“complejo moda-belleza” obliga a las mujeres a encontrar un lugar dentro de los
estándares de belleza...
Mona Chollet: Es el
complejo moda-belleza quien distribuye los puntos para saber quien es una
verdadera mujer y quién no lo es. Es una paradoja sorprendente: la feminidad se
presenta a la vez como algo innato y como el resultado, al mismo tiempo, de un
trabajo permanente con resultados inciertos, pero de criterios bien precisos.
Es chocante ver como, por ejemplo, en los blogs, la mochila está prohibida.
Llevo una conmigo, así que no debo ser una verdadera mujer. Se trata
evidentemente de un filón comercial fabuloso… dado que los bolsos suponen un
sector de consumo que funciona muy bien. Además de suponer una estafa
monstruosa: se ven, a menudo, bolsos realmente feos, que se venden por 800 o
1.000 euros…
C: Pero precisamente esta
identidad femenina es fundamentalmente una identidad de clase… ¿Quién se puede
permitir comprar un bolso de 800 euros? ¿Cómo se imbricaría, para usted la
cuestión de la identidad y las relaciones de clase?
Mona Chollet: Creo que eso
se corresponde bastante bien con el tema de mi anterior libro
(2004). Hoy en día, las clases altas han impuesto sus valores y su modelo y han
desarmando, completamente, toda la hostilidad que podía quedar en su contra. La
serie “Gossip girl”: [6] es la quintaesencia de este fenómeno: pone en escena a
jovencitas extremadamente ricas y absolutamente odiosas. La reacción de los
espectadores de un medio social bajo debería ser de total indignación. Sin
embargo esas gentes son capaces de imponer su modelo de consumo y con efectos
absolutamente trágicos: hace años que los padres se quejan de los precios de
las marcas de moda, pero en la escuela eso toma proporciones de locos. ¿cómo
seguir si hay que comprar un bolso de 800 euros? Y eso da una imagen de la
sociedad cada vez más despiadada donde se adula la riqueza sin ninguna
distancia crítica. Solo queremos parecernos a ellos…
C: En la derecha, pero
también en la izquierda, algunos defienden, de repente, la vuelta a los
uniformes en la escuela... ¿Qué piensa usted?
Mona Chollet: Me
parece completamente ilusorio. Es a la sociedad a la que hay que cambiar. Para
la mentalidad dominante, la idea de que la única esperanza sea la del éxito
individual, salvarse uno mismo para pasarse al mundo ideal de los ricos, esta
profundamente arraigada. He estudiado el esquema narrativo ultra extendido de
una “success story”- una historia de un éxito-. La podemos ver en la prensa
femenina: es la de Kate Moss, chica de un suburbio de Londres, convertida en
millonaria, o la figura de la modelo rusa que vendía verduras en el mercado con
su abuela y que ahora vive en un castillo. Hoy predomina la idea de que no es
necesario cambiar las reglas del juego para llegar individualmente a
subvertirlas. Ante esta mentalidad no veo lo que un uniforme pueda cambiar.
C: La senadora y ex
ministra de UMP, Chantal Jouanno, ha expuesto, a principios de este año, un
informe sobre la hiper-sexualización de las niñas, puesta en escena, por
ejemplo, en un número de la revista Vogue en 2010, en el concurso de Miss Mini
o por la venta, en el supermercado americano Walmart de cremas anti-arrugas
para niñas. ¿Ve usted conexión con el complejo industrial moda-belleza que
desmonta en su libro?
Mona
Chollet: No es la hiper-sexualización en si misma lo que me
choca sino el hecho de imponer modelos externos que no se corresponden con la
propia experiencia de las niñas. Se les hacen muñecas y se les comunica muy
temprano la idea de que hay un problema con su cuerpo y que ellas tienen que
arreglarlo. Se les obsesiona ya con la delgadez o con la piel tersa.
Naomi Wolf [ 7 ] lo explica muy bien en su libro: la
infancia es también una edad muy erótica pero de una manera completamente
espontánea y desordenada, sin ninguna preocupación estética ¡Esta
hiper-sexualización compromete la futura sexualidad de estas niñas!.
Cuando tengan un novio pensaran: ¿estoy demasiado gorda? ¿Estaré bien
depilada?... es trágico que sus relaciones con los hombres vayan a estar
desprovistas de toda espontaneidad.
C: Según usted ¿Por qué se
discute en el espacio público sobre la hiper-sexualización de los niños, pero
no sobre la de las mujeres?
Mona Chollet: Es
cierto. Por ejemplo, cuando se habla de prostitución infantil, se evita hablar
de países enteros cuya economía depende de la prostitución femenina, lo que no
parece ser un problema para nadie...
Creo que hemos dejado de
lado muchas cosas, es una forma de resignarnos. Pero la presión sobre las niñas
y el desarrollo de la anorexia infantil están ligadas al incremento de la
presión sobre las mujeres en general. Hay tanta histeria sobre las normas de
belleza que afecta también a las niñas.
Pero siempre es más de
consenso hablar sobre niños. Para las mujeres, se desprecian completamente
estos temas y se niegan las presiones culturales que se ejercen sobre ellas. En
“Libération,” leí un artículo que explicaba que a pesar del caso PIP (prótesis
de mama defectuosas y peligrosas), la demanda de implantes mamarios no había
disminuido y que llegaba a la conclusión de que el deseo de tener pechos más
bonitos era un deseo "entre una mujer y ella misma" ... ¡Como si no
hubiera ningún entorno cultural que nos hace tragar, de forma continua e
insidiosa, sus dictados! De hecho, si se sigue el razonamiento dominante, de
las mujeres se espera que se resistan si no, son estúpidas... y luego, si
tienen problemas, como en el caso de las PIP, ¡se lo tenían bien merecido!
Naomi Wolf (1991) evoca,
de manera muy interesante, el tratamiento mediático de la anorexia: dice que si
esa dolencia afectara a los hombres jóvenes americanos en la misma proporción
que a las mujeres jóvenes, saldría en titulares de prensa. Pero como son las
mujeres las afectadas, se percibe como menos grave, como una señal de que ellas
son demasiado frívolas o un poco neuróticas.
C: En su libro, usted no
menciona la pornografía... ¿tal vez entra en resonancia con todo ese discurso?
Mona Chollet.: Es cierto y
es, sin duda, algo que falta en el libro. Pero en mi opinión, la objetivación
del cuerpo y la obsesión por mostrarlo tienen una conexión fácil entre el porno
y lo que yo he escrito. Es la visión ingenua del cuerpo la que lo reduce a una
pura plástica y a una pura mecánica, con la idea de que si se logra esculpir el
cuerpo de una cierta manera, se tendrán relaciones amorosas geniales y se
encontrará la felicidad. El porno puede llevar al paroxismo ese ideal de la
pura mecánica. Con la crudeza, la luz, la obsesión de ver lo más posible.
C: En estos últimos años
algunas feministas como Elisabeth Badinter se apasionan por el problema del
velo y de la laicidad, desechando la alienación sobre el cuerpo de la mujer
producida por la moda o la belleza. ¿cómo lo explica usted?
Mona Chollet :
¡No lo puedo explicar! Eso me parece aberrante. No entiendo cómo una mujer como
Elisabeth Badinter, accionista principal de uno de los grupos de publicidad más
grandes del mundo (PUBLICIS, ndlr), quien afirma que la publicidad no es un
tema para el feminismo, puede ser tomada en serio como feminista. Para mí, es
un misterio.
Me impresionó un artículo
de Alain Badiou: su tesis es que la ley sobre el velo en la escuela vuelve a
obligar a exponer la mercancía, una mercancía a la que no podremos poner un
pañuelo. Y que esta ley es una ley puramente capitalista. Creo que es bastante
acertado. Nos tomamos muy en serio la dimensión religiosa cuando, especialmente
entre los adolescentes, es muy frecuente el deseo de camuflarse, de ocultarse,
un deseo que está lejos de ser idiota en una edad en la que se es muy cruel los
unos con los otros y donde una no está necesariamente cómoda con su cuerpo.
Este es el discurso
absurdo de “ni putas ni sumisas”: reivindican el derecho a la feminidad como
algo completamente natural, que cae del cielo, cuando, en realidad es muy
complicado y no es algo que aparezca por si solo. Algunas niñas lo asimilan muy
rápidamente, otras jamás, otras lo van asimilando muy lentamente... Yo sé muy
bien que detrás del velo hay un aspecto de reivindicación
identitaria y una reversión del estigma. Pero creo que también se puede tomar
como un reflejo de protección y camuflaje perfectamente comprensible a esta
edad.
Notas:
[2] Laurie Essig, « American
Plastic, Boob jobs, credits cards, and the quest for perfection », Beacon
Press, 2010.
[3] Betty Friendan, La Femme mystifiée, traduit de
l'américain par Yvette Roudy, Gonthier, Paris, 1964.
[4] Backlash, voir son
blog, http://www.susanfaludi.com/,
ndlr
[5] Angela Mc Robbie, The
Aftermath of Feminism. Gender, Culture and Social Change (2008). (blog :
http://www.angelamcrobbie.com/)
[7] Naomi Wolf, The
Beauty Myth : How Images of Beauty Are Used Against Women (1990). Traduction
française : Quand la beauté fait mal (1991)
Bibliografía de Mona
Chollet
2001: Mona Chollet et
Gébé. Marchands et citoyens, la guerre de l'Internet . L'Atalante.
2004: La Tyrannie de la réalité ,
Calmann-Lévy. (repris en Folio-Actuel, 2006)
2008: Rêves de droite -
Défaire l'imaginaire sarkozyste , Zones éditions.
2009: Les Editocrates, ou
comment parler de (presque) tout en racontant (vraiment) n'importe quoi ,
ouvrage coécrit avec Olivier Cyran, Sébastien Fontenelle et Mathias Reymond,
Éditions La Découverte
2012: Beauté fatale - Les
nouveaux visages d'une aliénation féminine , Zones éditions.
Mona
Chollet es una periodista y escritora feminista ginebrina que trabaja
actualmente para Le Monde Diplomatique.
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