FEMEN, EL CUERPO DE LAS MUJERES. ENTREVISTA.
ELENA CARUSO
Inna Shevchenko, 22
años, ucraniana, es uno de los rostros más conocidos de las Femen. La hemos
visto en acción el 24 de febrero en Milán contra el expresidente del gobierno
italiano, Silvio Berlusconi, que votaba en su colegio electoral. Pero Inna
estaba presente también en uno de los últimos Angelus del Papa Ratzinger, el 13
de enero pasado, en una protesta en apoyo del matrimonio gay: el video de la
católica que la emprende a paraguazos ha circulado “viralmente” por todo el
mundo. Sin embargo, el primer episodio que dio notoriedad a esta nueva
«rebelde» se remonta al verano de 2012, cuando Inna derribó con una motosierra
una cruz de madera en Kiev en signo de solidaridad con las Pussy Riot, que en
aquellos días estaban siendo juzgadas en Rusia. Enemistada con las autoridades
ucranianas, Inna ha tenido que dejar su país para trasladarse a París, donde ha
abierto el primer centro de formación Femen. Entre otras cosas, escribe para
las ediciones francesa y británica del Huffington Post.
Mi conversación con
Inna se inicia justamente con la opción política de Femen: desnudar el cuerpo
de las mujeres y hacerlo instrumento de lucha y de libertad. Un mensaje fuerte,
que corre el riesgo de malinterpretarse y confundirse en un sistema mediático
con una elevada proporción de pornografía como el de la televisión italiana.
«Queremos dar una nueva interpretación al cuerpo de la mujer, queremos destruir
la visión de la mujer como objeto sexual, como Barbies. Nuestro cuerpo ya no
está bajo el control de hombres como Berlusconi, que lo compran, lo usan para
el propio placer, con shows televisivos. Nosotras ofrecemos una nueva
visión e interpretación del cuerpo de las mujeres».
Las Femen se
autofinancian en la Red
a través de su Femenshop [www.femenshop.com], en la que desde hace
algunos meses se vende un curioso artículo a 70 dólares: el «Boobs Print»,
calco del pecho de las Femen. «Toda elección de las Femen, toda pieza de arte
sirve para lanzar un nuevo mensaje sobre el cuerpo de la mujer». Junto a la
protesta con los pechos desnudos, otro rasgo que distingue por contra a las
Femen es la corona de flores en la cabeza. «Nada tiene que ver con los hippies
- puntualiza Inna – , las flores provienen de una tradición arraigada en
Ucrania, simbolizan el nacimiento del feminismo en un país en el que nunca ha
existido. Es el símbolo de la belleza de las guerreras». Y sobre la relación
con el feminismo histórico: «Queremos la feminización del mundo por la libertad
de la mujer, rechazamos a quien nos ponga obstáculos. Queremos luchar por la
difusión de nuestras ideas y lo hacemos buscando una fórmula nueva, adaptada al
presente, pero no renegamos de la tradición ni del pasado. Somos
"Sextremist": esta es nuestra técnica para actuar, la forma que hemos
elegido dar a nuestra lucha». La protesta extrema desnudando los pechos, pero
no solamente. «Cada vez que proyectamos una acción, afrontamos un problema
ofreciendo una solución alternativa. Decimos "no", pero indicamos
también el camino a seguir».
Con respecto a las
opciones decididas por las Femen, Inna precisa: «No hay temas separados para
hombres y mujeres, queremos la igualdad de la sociedad, queremos que la opinión
y el punto de vista de las mujeres se difunda por doquier del mismo modo
que el de los hombres. Debemos dar nuestro parecer en cualquier cuestión, en
cualquier parte. Difundir nuestra opinión: esta es nuestra estrategia». Femen
es ya un movimiento internacional: «Hay diez secciones localizadas en
diferentes países, cada uno de los grupos se organiza pero está en contacto con
todos los demás. Hay un nivel central compuesto por las personas que han dado
inicio al movimiento, que han inventado la técnica del Sextremism y
creado Femen de la nada». El "nivel central" no entraña esquemas
jerárquicos en su seno: «El grupo central avanza propuestas a los diversos
grupos, pero se discute y se decide entre todas juntas. Todas las acciones de las
Femen son compartidas por todos las componentes del grupo». El núcleo duro, que
desarrolla estas funciones de impulso de la actividad internacional de Femen,
lo constituyen las cuatro líderes fundadoras del movimiento en Ucrania en 2008,
entre ellas la misma Inna. «Somos las dirigentes, trabajamos con dedicación
plena para el movimiento, pero no concebimos el término en un sentido
tradicional. El nuestro es un trabajo colectivo». A propósito de la política,
Inna explica: «En teoría estamos cerca de las ideas de izquierda y contra la
ideología de la derecha. Pero no apoyamos a ningún político o partido, no hay
nadie que haya cambiado la posición de las mujeres en favor de la paridad». Y
la hipótesis de un partido Femen no parece realizable en el estado actual: «No
queremos que nos vinculen a los partidos tradicionales ni a la miseria de la
política de hoy». ¿Cómo vive una Femen? «La rutina cotidiana de una Femen es
Femen. Nos adiestramos y preparamos las acciones». Pensando en un lema de los
años 70, "lo personal es político", le inquiero para tener alguna
información más sobre las relaciones personales dentro del grupo: «Femen no
toma en consideración la sexualidad de los activistas, tenemos un montón de
heterosexuales y también de lesbianas». ¿Y se admiten hombres? «Yes, of course.
Tenemos muchos varones, pocos homosexuales y ningún transexual todavía. El
nuestro es un grupo abierto. Pero los hombres no pueden participar en nuestras
acciones, no pueden ser activistas. Pueden, sin embargo, estar en la
organización dando apoyo, informaciones. Hay abogados, fotógrafos...». Y sobre
la exclusión de los hombres del primer plano concluye: «No pueden participar en
las acciones, pues la cuestión más importante para nosotras es que el mundo
entienda que ahora las mujeres están listas para actuar por sí solas y están
dispuestas a luchar».
Elena
Caruso es colaboradora del diario italiano Il Manifesto.
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