sábado, 8 de septiembre de 2012

NAVEGACIONES- 07-07-2012

MÁXIMO Y LOS ZORRINOS
(Cuento para niños)
 (Basado en  notas de los  Danzantes de Tijeras que figuran en el Libro Los Danzaq de Lucy Núñez Rebaza)
Máximo era un niño de ocho años de edad que vivía con sus padres en la comunidad de Cora, y todos los días, antes de que saliera el sol, se levantaba para  ir a ver secretamente al maestro Luis, Danzante de Tijeras, quien siempre se dirigía a una bella catarata de agua donde dejaba sus tijeras  durante todas la noches para que el sonido metálico de las mismas  se perfeccionara y sonaran con más emoción cuando las manipulaba con su mano derecha durante las fiestas patronales. El niño  también  había visto en varias ocasiones que  el maestro se desnudaba y se  metía debajo del agua helada que  se precipitaba desde la montaña con la finalidad de estar siempre ágil, fuerte y joven.
Máximo admiraba al maestro cada día más   y después de asistir al colegio primario de la comunidad se acercaba a la casa del maestro Luis para preguntarle cómo haría él para convertirse en un Danzante de Tijeras.
Fueron varios los días que  Máximo hizo al maestro las mismas preguntas y solo recibió una mirada tierna y mucho  silencio. Todavía no les había contado a sus padres su vocación de convertirse en  Danzante de Tijeras y  pedirles que vayan donde el maestro Luis a pedirle que lo entrenara.
Sospechaba que sus  padres podían oponerse porque era una actividad bastante difícil y  se decía que los danzantes tenían pacto con el diablo. Esa  afirmación que la gente mantenía en secreto era una de las cosas que más intrigaban a  Máximo.
Su  padre era pescador y cada día al atardecer preparaba sus implementos  de pesca y se dirigía al río a  recoger peces que servían tanto para la mesa familiar como para vender a los vecinos de la comunidad.
Su madre, aparte de las tareas de la casa, se dedicaba  a bordar primorosamente vestidos para las  vírgenes y para los propios Danzantes.
Una tarde que acompañaba a su padre a pescar y mientras le pasaba los implementos que le pedía le  preguntó rápidamente:
-Papá, ¿Es verdad que los Dánzaq  tienen pacto con el diablo?- Su padre siguió haciendo sus tareas mientras pensaba la respuesta. Después de unos minutos le respondió:
- Hijo, es lo que se dice, pero no está demostrado…puede ser una creencia muy antigua que el tiempo deformó…eso sucede…la imaginación del pueblo es muy grande…
Máximo insistió:
-Pero todos los danzantes que he visto no parecen malas personas…
Su padre habló mientras  tiraba de la redes con fuerza y  habilidad:
-No, son muy buenas… y su entrenamiento es muy disciplinado y muchos de ellos son verdaderos sabios…tal vez sea una leyenda antigua  como te digo…
Máximo ayudaba y  buscaba el momento adecuado de preguntarle si se opondría a que él fuera donde  el Dánzaq  Luis para que le enseñara a danzar.
En el momento en que los peces saltaban dentro de la red Máximo comentó:
-Papá, Don Luis se ha hecho mi amigo…
-¿Sí? ¿Y cómo?...
-Porque  después del colegio iba a su casa a hacerle preguntas y a verlo danzar…y él me permitía…
-Qué bueno, le has caído en simpatía…él es un hombre muy callado y solitario…
-Sí, papá,  me deja verlo danzar…si vieras cómo se concentra… parece estar en  otro mundo…totalmente concentrado en sus pasos y hacer sonar las tijeras…
El niño estaba emocionado por  la narración que le hacía a su padre sobre don  Luis y  alegre también porque la pesca había sido buena y él era buen ayudante de pescador, pero se quedó frío y casi paralizado cuando escuchó a su padre decirle:
-Máximo, me parece que a ti te gustaría ser Danzante de Tijeras…
Máximo sintió que el corazón se le paralizó o latía con más fuerza…no sabía exactamente que emociones sintió en ese momento de trabajo intenso.
Quedó callado, sin saber qué decir… Vio cómo su padre recogía todas las redes tendidas y los peces chapaleaban haciendo un ruido de agua que  hacia eco en las montañas cercanas  a esa hora del día.
-¡Máximo!, prepara las canastas...
La voz de su padre lo sacó como de un sueño y respondió tartamudeando:
-Sí, si… papá…
Máximo trajo las canastas y empezó a llenarlas con peces  pero su pensamiento estaba en otra parte.
Se imaginaba haciendo las mismas pruebas que don Luis, bañándose en el agua fría de la cascada, entrenando  en las noches…
-¡Máximo! ¡Ten cuidado!…parece que la mente se te ha ido a otra parte…trabaja con cuidado…coloca bien los peces…son animales pero colócalos como si fueran panes recién salidos del horno…
-Ya papá…
El padre  hizo varias maniobras con los aparejos de pesca y los  organizó de tal  manera que volvieron a sus envases con facilidad.
Los aparejos los llevaba Máximo y las canastas el padre. Empezaron el regreso a casa pero el peso era mayor que el que trajeron cuando horas antes llegaron a pescar.
Hicieron varios descansos o pascanas como se les llama también en los Andes. En una de ellas,  Máximo  miraba de reojo al padre y éste  dirigía sus ojos hacia el horizonte de las altas montañas como viendo el futuro más allá de los años.
De pronto  miró a Máximo y le dijo.
-Escucha hijo…yo sé que tú quieres ser Dánzaq…y si tu quieres, puedes ir a donde  don Luis conmigo y le diré que te enseñe…
Máximo no  podía creer en lo que estaba escuchando, pero su mente se iluminó y el sol de la tarde color  naranja parecía como del amanecer color  amarillo.
-Gracias, padre-musitó el niño.
Emprendieron otra  vez la caminata y antes de bajar hacia la comunidad, hicieron el  último descanso. Los grises de la noche estaban a punto de llegar y todavía faltaba ir de casa en casa repartiendo los pescados.
El padre suspiró y con voz grave dijo:
-Hijo, yo quise ser danzante, pero no pude, así que  tienes la oportunidad  de serlo y  a tu madre también le agradará mucho bordarte tu traje  cuando ya estés listo.
Semanas después, Máximo era  alumno formal  de don Luis y después de ir al colegio, almorzaba con sus padres y después de ayudar a su padre en la pesca  corría a la casa del Dánzaq.
Una tarde don Luis le dijo a Máximo:
-Pide permiso a tus padres…mañana es Sábado y hoy Viernes, no tendrás clases en el colegio…me acompañarás a la cascada…
-¿Para qué  don Luis?
-No preguntes, solo hace lo que te pido.
-Ya maestro, lo que usted diga…
La noche prevista Máximo caminaba detrás de don Luis hacía la cascada. Era noche oscura y el Dánzaq caminaba rápido, como si viera en la oscuridad, él no quería decepcionar a su maestro, así que pisaba en los mismos sitios que sentía los pasos de su guía.
Al cabo de una hora, Máximo estaba cansado pero feliz porque había logrado caminar siguiendo las huellas del maestro.
-Máximo- le habló don Luis- has seguido mis huellas…es una buena señal…pero estás cansado…necesitas caminar más…
Máximo estaba sin aliento y respiraba agitadamente.
-Haré todo lo  que usted me indique maestro-agregó Máximo, tratando de disimular su  agotamiento y mostrándose dispuesto a mayores pruebas y dificultades.
-Habrás notado, Máximo, que soy hombre de pocas palabras…así que te diré una sola vez  lo que tendrás que hacer… pondrás a prueba además, la atención e interés que tienes en aprender y principalmente, a estar atento a todo…requisito indispensable de un buen Dánzaq…la más mínima distracción lo puede hacer perder el orden de los pasos de la danza…ahora ven conmigo, te mostraré la cascada y todos sus  lados…
-Sí, maestro, estaré alerta con mis cinco sentidos. Vamos.
Una noche, mientras cenaba con sus padres, Máximo les narraba las experiencias tenidas con don Luis. Eran agotadoras pero se sentía contento. Su cuerpo se hacía cada vez más fuerte. Ya había pasado una noche en la cascada y  estaba aprendiendo a tocar las tijeras.
-Mientras no hagas sonar bien las tijeras no aprenderás ningún paso- le había dicho don Luis.
Máximo en el colegio trataba de  ocultar sus  aprendizajes para convertirse en Dánzaq y se concentraba en sus estudios como le había dicho alguna vez  su maestro: debes estar atento, alerta, concentrado en mis indicaciones, y eso valía también para los estudios.
Transcurrió todo ese año y Máximo sacó buenas notas en el colegio, ayudó a su padre en la pesca y estuvo en todo momento atento en las lecciones del maestro Luis.

Una noche en la casa del maestro le escuchó decir:
-Este año ha sido bueno para ti Máximo, te has esforzado…
-¿Cuánto me falta maestro?
-Todavía falta mucho, eres un niño.
Máximo, ocultó su decepción pero al mismo tiempo supo valorar las palabras de elogio y se sintió orgulloso.
De inmediato recordó que un Dánzaq no debe dejarse llevar por la vanidad sino por el valor, no por el orgullo sino por la discreción…los sentimientos  como la envidia, la venganza, el rencor, son malos para los Danzantes de Tijeras.
La competencia  entre danzantes debe estar señalada por el honor y la dignidad y la habilidad en hacer los pasos al compás de los instrumentos musicales y  el sonido de las tijeras que son sus herramientas principales.
Máximo se prometió  no olvidar esas lecciones nunca jamás.
Al pasar las temporadas de lluvias y  antes de volver al colegio Máximo volvió a encontrarse con su maestro Luis, quien no mostró  alegría, pero el niño ya  había aprendido que su maestro era así.
-¿Conoces a los zorrinos?- le preguntó  sorpresivamente el maestro Luis.
-¿Esos animalitos que mean feo?
-Sí, esos…
-No maestro, nunca los he visto, solamente  he escuchado de ellos…
-Tienes que conocerlos…
-Pero ¿Cómo?...
-Esa es tu tarea ahora, cuando los veas, me cuentas lo que has visto y te diré un secreto…
-¿Un secreto?...
-Si-dijo el maestro Luis con voz casi apagada-un secreto.
Máximo se dedicó a investigar en toda la comunidad cómo encontrar  a los zorrinos. Todos le decían cosas distintas, hasta se burlaban o  le decían:
-¿Para qué quieres conocer a los zorrinos, si son unos cochinos ladrones de maíz?
Le confesó a su madre  la orden del maestro Luis y ella le dijo que como ya habían pasado las lluvias, el maíz pronto crecería y habría cosecha y  es  durante las noches de luna llena que  salen los zorrinos de sus madrigueras a comer maíz.
Máximo entonces esperó que la luna se pusiera redonda para salir a los campos. Fue donde su maestro y le dijo que ya sabía cómo hallar a los zorrinos. El maestro Luis  susurró:
-Bien, es tu tarea…
Máximo aquella misma noche salió a los campos de maíz y caminó silencioso como su maestro le había enseñado. Como una sombra sin sombra. Un sigiloso caminante de la noche. Buscó por las chacras hasta escuchar unos sonidos extraños.
Se acercó rampando. Pegado al suelo, como una culebra.
Máximo cuando estaba solo actuaba como si ya fuera un Danzante.
Se acercó silencioso hasta el borde de una pequeña montañita y desde allí, a la luz de la luna llena, que alumbraba como un foco cósmico todos los maizales, vio a un grupo de seis u ocho zorrinos.
Tenían en la cabeza unos sombreros hechos de bosta  seca de las vacas y  con sus manitas agarraban los choclos de maíz y los deshojaban y se comían los granos.
Pero lo hacían parados sobre sus dos patitas traseras y  jugaban entre ellos, haciendo como una danza o diversos movimientos.
Parecían unos niños juguetones, divertidos y comelones.
Máximo no supo cuánto tiempo estuvo viéndolos. Tal vez más de dos horas, porque la luna llena había girado bastante en el cielo.
De pronto los zorrinos como recibiendo una orden de alguien  y en su lenguaje extraño se dirigieron en fila hacia la oscuridad de una quebrada.
Máximo, espero un tiempo más, pensó que podían volver, después se retiró como llegó.
Era tarde pero el maestro con sus propias manos arreglaba su traje de Dánzaq con unas agujas e hilos de distintos colores, tal como lo había visto hacer a su madre.
-Te esperaba-Dijo sin levantar los ojos el Dánzaq…
-¡Maestro!
-Estás  conmovido muchacho…mala señal…deberías estar feliz y tranquilo…
-Pero maestro-dijo Máximo, respirando hondo y sentándose en el suelo- lo  que vi es increíble
-Claro que es increíble para ti- Dijo el maestro Luis pausadamente…
-Maestro-preguntó Máximo un poco titubeante-¿Por qué hacen eso los zorrinos?...
-La pregunta no es esa Máximo-Respondió el maestro…
-¿Cuál es entonces?...
-Hay que saber mirar, interpretar y preguntar…
-Pero...
Máximo no supo qué decir. Quedó callado.
-¿Qué has visto Máximo? Cuéntame todo.
Máximo se paró  y caminando por el cuarto mientras el maestro seguía con sus bordados le narró todo lo visto por sus ojos aquella noche de luna llena en los maizales.
Al terminar, Máximo se sentó otra vez en suelo, cansado. El maestro Luis estaba callado.
Al cabo de un tiempo, el maestro Luis le dijo:
-Has olvidado algo o no lo has visto…
-¿Qué cosa maestro?...
-Si  los zorrinos bailaban, según tus palabras, ¿Qué clase  de baile era? ¿A qué baile se parecía?..
-Era un baile raro, maestro, muy simpático…
-¿Simpático?- Dijo el maestro Luis.
-Bueno, sí-Agregó Máximo.
-Te daré otra tarea que cumplirás todas las veces que haya luna llena y haya cosecha de maíz…
-Lo que usted diga maestro-Aceptó Máximo.
-Descubre  qué baile es el de los zorrinos…copia sus pasos y los ensayas… y cuando estés listo, vienes a  mostrarme lo que aprendiste  de los zorrinos…
-Bien maestro, eso haré-Se despidió Máximo.
Durante años, hasta que Máximo cumplió los diez años, todas las lunas llenas  de los tiempos de  cosecha del maíz, se dedicó a mirar y a copiar exactamente lo que hacían los zorrinos.
Se hizo un sombrero igual al de ellos, pero no de bosta seca de vaca, sino de un  material especial que descubrió su madre.
Ella misma le hizo un traje similar al de los zorrinos y así fue compenetrándose de todo lo que hacían los pequeños animales a los que el aprendiz de Dánzaq llamó mis maestritos sabios.
Pasaron muchas lunas llenas y  bastantes cosechas de maíz y Máximo había logrado conocer  a fondo a los zorrinos.
Llegó el tiempo en que  tuvo que volver a donde el maestro Luis.
Lo hizo una noche. Tocó la puerta e ingresó. Vio al Dánzaq igualito como la primera vez. Sin una arruga de más. Incluso más joven. Mirando un punto fijo en la oscuridad. Si voltear a ver quién entraba dijo:
-Entra Máximo, hace tiempo que te estaba esperando.
-Sí maestro, me llevó tiempo cumplir con su orden…
-Veremos ahora qué aprendiste en   estos últimos años. Cuenta...
Máximo le contó todo lo que había visto de los zorrinos: sus sombreros de bosta seca de vaca a  la cual le han hecho un orificio en el centro para que les quepa en  sus cabecitas; sus robos de maíz; sus risas; sus lenguajes extraños y sobre todos sus danzas...
-Qué pasa con sus danzas-Dijo el Dánzaq
-¡Se parecen a los Danzantes de Tijeras!!! Maestro
-¿Cómo así?..
Máximo se puso de pie e imitó a los zorrinos durante  horas. Cómo bailaban en círculo; cómo bailaban de a dos; cómo bailaba uno solo mientras el circulo se movía en ronda; sus desafíos y sus desplantes…sus risas y juegos…
-¡Parecen unos niños sabios ¡ ¡Maestro!- Dijo Máximo sin  una gota de cansancio y feliz.
-Bueno, ahora que sabes la vida de los zorrinos y los imitas tan bien… ¿Qué te queda por hacer?
Máximo se puso serio, y en eso imitaba también al zorrino más viejo, al que mandaba siempre a los grupos de seis, ocho y hasta diez zorrinos en las noches de luna llena en los maizales de las chacras alejadas del pueblo:
-Maestro-Dijo Máximo, casi como un zorrino- Me dedicaré a la Danza de las Tijeras y bailaré como los zorrinos y cuando usted me dé su aprobación, me vestiré como corresponde y bailaré en la primera fiesta patronal que pueda y me haré llamar  El Zorrino ¿Qué le parece?
El Dánzaq Mayor, el maestro Luis,  se levantó de su silla adornada con mantos multicolores y se paseo por el cuarto y se paró frente a Máximo y lo miró fijamente a los ojos:
-Ha terminado tu primera etapa de aprendizaje Zorrino Máximo- Ahora yo te enseñaré otros secretos de los Danzantes de Tijeras y perfeccionaré algunos pasos…
Máximo se emocionó y dijo:
-¡Soy el Danzante  Zorrino Máximo!...muchas gracias maestro, no le fallé…
-No debes darme las gracias tú. Yo te las debo dar a ti...
-¿Por qué Maestro?...
-Porque siempre fuiste danzante desde tu corazón y desde tu familia y a mí me diste la oportunidad de continuar con la tradición y  hacerlo a través de los zorrinos, que son los danzantes de tijeras naturales del universo…

lunes, 4 de junio de 2012

NAVEGACIONES 04-06-2012

Día de la cultura afroperuana.


AFROS EN TACNA Y ARICA Y ALCALDES NEGROS (1)


Tacna y Arica antes de la guerra del salitre o del pacífico con Chile constituyeron una  sola unidad fisiográfica. Desde lo alto de la ciudadela El Tocuco, en la cabecera del valle del Caplina, puede observarse cómo  la tierra se abre hacia el mar y abarca dos vértices, el Morro de Sama a la derecha y el Morro de Arica a la izquierda.


Arica fue el  Puerto natural de Tacna y las cuencas de los valles de Sama y Azapa
( valles de fuerte presencia afrodescendiente) desde tiempos prehispánicos fueron ocupadas para la producción de  cultivos especiales destinados a las cortes imperiales cuzqueñas, siendo la prueba arqueológica más específica  el hecho de que los Caminos del Inca extendieron ramales hacia dichos valles y no hacia Tacna.


Tacna y Arica fueron  geográfica y económicamente complementarias pero sus historias específicas como ciudades  tuvieron procesos  diferenciados y fueron muy distintas entre sí.


El Marqués de Montesclaros en 1614 realizó un censo excluyendo a los indios en Arica y sus distritos y se encontró un total de 1,784 personas:
410 españoles peninsulares y criollos
250 varones
160 damas
1,300 negros, bozales, criollos y libres de diferentes castas
600 hombres negros
700 mujeres negras
46 mestizos
20 hombres
26 mujeres
20 mulatos
8 religiosos, 6 clérigos y 2 frailes, todos españoles peninsulares y criollos americanos.


Al comparar la población  blanca con la negra de Arica con otras  ciudades, sólo el 23% era blanca y el 73%  fue negra. La más alta de todo el Virreinato del Perú.



La proporción de blancos y negros en otras ciudades fueron las siguientes:
Población española:
La Paz 25%
Cuzco 26%
Huamanga 31%
La Plata 35%
Lima 37%
Potosí 62%

Los valles arequipeños- no en  la ciudad del Misti- tenían el 68% de población afro, repartida en Acarí, Camaná, Siguas, Majes y Ocoña (valle en donde estuvieron las mujeres más hermosas de la  Colonia según  algunas Crónicas).
Población Afro:
Chuquiago 62%
La Plata 48%
Lima 41%
Cuzco 36%
Huamanga 27%
Potosí 11%


En Arica los religiosos eran el 0.5%, en Tacna el 0.0% (Dato que sumado a otros visibilizan la ruta laica seguida por Tacna en toda su historia). En Lima de cada 100 personas 10 eran religiosos.


Arica definitivamente fue la  zona con mayor población afro del Virreynato.En 1609 de empadronaron con fines de tributo a todos los afroariqueños y lugares aledaños hasta el cuarto grado,  fueran libres o esclavos, lo que significaba una presencia afrodescendiente de varias generaciones habitando en  el  ex  Puerto peruano.


1,300 negros y 410 españoles en una relación de 3 a 1, cuando en Lima la relación era prácticamente de 1 a 1. Los indígenas habían desaparecido de Arica aun cuando no de Tacna, que fue una pascana, una aldea de indios hasta  bastante tiempo después de consolidado  el coloniaje, que albergó a los caciques más ricos  de la colonia como también a los caciques más ilustrados de la guerra de la independencia.


Los afros llegaron a Tacna y Arica, inicio norte del gran desierto de Atacama, con los primeros españoles conquistadores, concretamente con Almagro, que pasaba a conquistar lo que luego sería la Capitanía General de Chile. En Copiapó, en 1536, se registraron 150 esclavos.



En la difícil travesía los  esclavos sobrevivieron con mayor eficacia que los propios españoles, porque, paradoja filogenética, su aparato inmunológico había sido puesto a prueba en condiciones extremas desde que fueron arrancados de sus aldeas africanas y  desarrollaran inmunidad a varias enfermedades. (VER: TAMBORES, ESCLAVITUD, IDENTIDAD Y ANTROPOLOGÍA MÉDICA, Willy Guevara-2006).


La  “alianza” conquistadora entre españoles y  esclavos estaba pervertida por   relaciones estructurales de origen, pero  la visión dualista  andina   generó el mito del Zorro Azul que  interpretó y separó con significados distintos a blancos y negros, pese a que en un primer momento psicohistórico, ambos ejercieran violencia y muerte contra  andinos y amazónicos originarios.


Entre  los propios  esclavos de aquellas travesías por el desierto atacameño hubieron conflictos por jerarquías, capacidades, prestigios, preferencias,   adquiridas todas en combate, porque  estuvieron siempre en la primera línea de  fuego, y fueron  tanto objeto de heridas de guerra, amputaciones, enfermedades propias de la  conquista,  como también lo fueron  de heroicidades que les  generaron las primeras  libertades. Aquellos primeros afros almagristas o almagrizados, eran criollos, nacidos en América y adquiridos a muy alto precio en Panamá y Portobello.


En 1609 en Tacna, valle de Sama, y en Arica,  valle de Azapa, se contabilizaron 1,300 afros en tres categorías: bozales, criollos y libres. En 1714 seguían siendo mayoría y el  viajero Frazier indicó que Arica era una Aldea- Puerto  de 150 familias en su mayoría negros, luego indios y muy pocos españoles.


El Mercedario Ambrosio Maldonado en 1613 describe  a Arica como un lugar muy enfermo, pero  abastecido de  pan, vino y carne de Sama  y Azapa.


De Sama dijo que había algunos españoles esclavistas poderosos que exportaban ají al Alto Perú y Norte Argentino. Los hacendados  de Sama concurrían a los oficios religiosos de Arica porque Tacna carecía de iglesia. Efectivamente, Tacna no tuvo fundación española y no tuvo catedral sino hasta 1958 durante la dictadura de Odría.


Tacna y su valle con un río de escaso caudal no ofrecieron nada conquistable al conquistador Almagro que no acampó allí sino en Sama. Arica fue fundada en 1600 y Vásquez de Espinoza vuelve a definirla como enfermiza y ruin por estar a la sombra del Morro.



Pero la fama de  Puerto malsano que tenía Arica se debía a sus chimbas o totorales donde estribaban los navíos y también los zancudos que generaron más de una epidemia de fiebre amarilla, a la  que aparentemente eran inmunes los afrodescendientes,  tal como sucediera   con la epidemia de fiebre amarilla  que padeciera Lima  durante el gobierno de Pardo, en 1869.


En 1618 Arica tenía  Obispo, Iglesia Mayor y un Convento, un Corregidor y Oficiales Reales y 4 Tenientes: uno para los valles de Locumba y Sama y otro para Tacana (Tacna).


En tiempos pre- hispánicos Sama fue valle de cultivos especiales para el Inca, que lo habilitó de  Mitimaes especializados en cultivos  de ríos de agua salada. Después de la conquista se asentaron españoles y  sus esclavos. Los primeros españoles sameños  se apellidaron de Silva,   de Matute, de Bilbao, de Miranda, de Villamonte, y los Caciques  aymaras desplazados fueron  Catari y Ninaja.


Arica proviene del nombre de su Cacique primigenio Ariacca y desde siempre fue asentamiento de poblaciones pescadoras. Al  finalizar la Guerra Civil entre los Conquistadores, donde pelearon negros contra negros y  fallecieran muchos  y  otros consiguieran estatus diferentes, Arica cambió  radicalmente.


Se convirtió en Puerto importante y negros libertos se afincaron para ejercer labores portuarias y agrícolas en los valles vecinos. En toda la costa peruana se produjo un auge agrícola post- guerra civil conquistadora. Arica se afianzó como Puerto de embarque para el Alto Perú y Norte Argentino y fue entrada y salida directa para las Minas de Plata de Potosí, generándose adicionalmente una gran actividad de arrieraje en Tacna y Arica.


En 1570 Felipe II confirió a Arica el título de Ciudad y ordenó la migración de las 12 primeras familias españolas, en un caso específico de migración dirigida desde la Corona, tanto así, que en 1584 se le sumaron 40 familias españolas más, desde Cartagena de Indias y España, todas ellas con gran cantidad de esclavos, que vinieron a incrementar la comparativamente  tradicional mayoría afrodescendiente  ariqueña. Hasta el siglo XVII fue uno de los Puertos más importantes del lado occidental de América del Sur.


La hacienda Cangola o Angola estuvo ubicada en el Pago Amopaya, al terminar el valle de Sama. Perteneció al Cacique Diego Caqui y en el siglo XVII fue propiedad de Guzmán de la Cueva,  que la transfirió a su hija Ana María, casada con el Capitán de Ocaranza. Producían harina y trigo.

Diversos conflictos entre la familia propietaria hicieron que finalmente la parte  de Ocaranza fuera vendida con 15  esclavos varones: 6 Angolas, 4 Sales y 3 Masembas.


Sama fue escenario  asimismo del asesinato de Baltasar del Alcazar,  famoso por sus sevicias, probablemente  ajusticiado por negros cimarrones. Los archivos de Tacna y Arica sufrieron diversos avatares después de la Guerra con Chile y mucha documentación fue destruida y otra  está depositada actualmente  en Santiago de  Chile.


A fines del mismo siglo el afrodescendiente Gregorio Cornejo fue Asesinado en Locumba por El Encomendero para saldar cuentas sobre temas de   “cuernos y faldas”. (2)


Ricardo Palma escribió una Tradición sobre los 2 Alcaldes negros que tuvo Arica, pero el tono festivo que le imprimió al texto hizo que no fuera tomada en serio por historiadores de prestigio como Cúneo Vidal y Dagnino.

En 1619 era Alguacil Mayor de Arica el Capitán Antonio de Aguilar Belicia, calificado  de prepotente y nepotista. Vacaron dos cargos de Alcaldes y él propuso  poner con su dinero a dos parientes suyos. Pero otra autoridad, le  respondió “que no se vería eso y más bien serían dos negros los Alcaldes”, lo que indica  conflictos entre los propios españoles ariqueños de entonces.


El 1 de enero de 1620 los Cabildantes escogieron al  negro libre Anzures para Alcalde porque “destacaba por su ingenio y fortuna”, y un compadre suyo, igualmente negro libre fue colocado para el otro cargo  y empezaron a impartir justicia. El peso demográfico de los   afroariqueños  era visible pero al parecer habían también otras  variables, como que los negros libertos empezaron a destacar por sobre muchos españoles y se produjeron una serie de alianzas extrañas. A determinados criollos peninsulares  les convenía que los afros libres prósperos detentaran el poder local pero a los españoles recientemente llegados  todo lo contrario.


Aguilar   viajó a Lima y consiguió que el Virrey Príncipe de Esquilache  anulara todo lo actuado. Aguilar era uno de los 40 españoles traídos por la Corona., y tenía una gran cantidad esclavos y había peleado, no él, sino sus esclavos, porque estos combatían a órdenes de su amo, quien  los proveía de armas y alimentación, contra los piratas Drake, Cavedinsh  y Spilberg, y consideró que esa elección daba  motivo al cimarronaje. El Virrey hizo caso del pedido y mandó a multar y castigar  a quienes en el futuro   propicien la movilidad y ascenso social de los libertos.

Los  esclavos que se compraban en Arica venían de Santiago de Chile y muy pocos de Lima. Los que venían de Santiago de Chile y Las Charcas procedían del Real Asiento de Esclavos de Buenos Aires. Los de Lima provenían de Panamá, principalmente. (VER: TAMBORES, ESCLAVITUD, IDENTIDAD Y ANTROPOLOGÍA MÉDICA, Willy Guevara-2006).


agnino escribió, por ejemplo, que Pedro de Erazo compró 100 “cabezas” ( personas esclavizadas) del Director del Real Asiento de Buenos Aires y las trasladó a Santiago de Chile donde “las vendió al por menor”..


En el Siglo XVIII los españoles migran de Arica a Sama, Locumba, Ilabaya, Mirave y Moquegua y muy pocos a Tacna, por tres razones centrales: las Pestes, los Piratas y los Maremotos.


Para el Siglo XVIII los negros entre esclavos y libres, llegaban a 2,279 contra 1,585 españoles peninsulares y criollos, y  2,870 indios, cuya población se había recuperado en la zona  a través de  varios siglos, después de la invasión epidemiológica española que produjo una mortalidad de 10 a 1 en toda América, caso de etnocidio único en la historia mundial de la enfermedad.

¿Qué favoreció la presencia  mayoritaria de afros en Arica?

1-La gran cantidad de actividades productivas no agrícolas generadas por el puerto que atraía a negros libres.
2-La inmunidad  a las  plagas y otras enfermedades  tropicales.
3-La migración dirigida desde la Corona que trajo  más esclavos al Puerto


La manumisión antes que la fuga y el cimarronaje  fue favorecida porque muchos negros consiguieron su libertad  peleando contra piratas y  demostrando  eficiencia en labores portuarias y en el  arrieraje y  actividades conexas.


Luis Urzúa en 1957, en ARICA, PUERTA NUEVA, HISTORIA Y FOLKLORE, dice: “Favoreció su crecimiento  su inmunidad a las enfermedades tropicales”...Y para sustentar más  este tema, ver mi  trabajo ya citado y ver  a Jean  Descola y otros viajeros que tocan ampliamente el tema de la inmunidad afrodescendiente a ciertas enfermedades tropicales.


En las exitosas defensas contra las invasiones piratas los esclavos tuvieron una función específica, dada su capacidad kinestésica para  guerrear con una disciplina que hacía la diferencia contra  piratas alcoholizados y drogados, más violentos pero también menos  aptos.

Contra el pirata Sharp, por ejemplo, en 1861, los Cuerpos Militares Los Mulatos Libres y de Morenos Libres, actuaron y  derrotaron limpiamente a los ingleses. A comienzos del siglo XIX destacó el Batallón Pardos al mando de Martín Oviedo, mulato aguerrido que lamentablemente terminó muriendo  del lado del rey de España, como los Caciques de Codpa, único caso de Caciques realistas en el sur del Perú de entonces.


Un niño afro de 14 años, Alfredo Maldonado, soldado voluntario de Sama en la Batalla del Morro de Arica, 7 de junio de 1880, al mando del tacneño José Joaquín Inclán, hizo volar el polvorín antes de que cayera en manos de los chilenos durante la guerra del Pacífico.


La presencia afrodescendiente en Sama y Azapa ha ido  integrándose a los sistemas sociales de Tacna y Arica de un modo paulatino hasta el presente.


Ya no quedan rastros de la Cofradía del Rosario, donde Angolas y Madagascares desfilaban  cerrando las procesiones con parodias danzarias   de índole  demonizadora.


Ha quedado el Baile de los Morenos, que en honor de la  Virgen de las Peñas y del Señor de Locumba, ensayan, bailan y ofrecen cada año de un modo particular.


No es un baile que pudiera parecerse  a la organología rítmica de Cañete, Chincha, Zaña y Yapatera o  Capote, sino que  muestra una coreografía  concebida y diseñada para  danzarse sin paradoria  en  un trazado que admite desplazamiento, pascana, ofrenda y despedida, donde el esfuerzo físico y la diferenciaciones de matiz entre las diversas comparsas, expresan un desarrollo de identidad debidamente afro ariqueño y afro tacneño.

WILLY GUEVARA


1 Texto perteneciente a la serie  Crónicas  del  Zorro Azul
2 No se ha investigado lo suficiente la sexualidad  existente entre blancas patronas y  varones afros esclavizados.