martes, 24 de diciembre de 2013

NAVEGACIONES-24-12-13

LAS LETICIAS

Escaleta  genérica para  película

Autor: Willy Guevara

Personajes:
  • Tsejem (Aristóteles Picho)
  • Leticia:
  • Yo:


HOMENAJE A ARISTOTELES PICHO


Los sucesos ocurren   antes y después  de la Guerra del Cenepa. 1995.

Huampami. Río Cenepa. Guarnición Militar de Chávez Valdivia-Kuzu-Kubaim. Enero-Febrero (Tiempo de lluvias)

La construcción del guión admitirá el desarrollo de la mayor cantidad de planos secuencia.

Se establecerá un sistema intenso de ensayos con los actores  hasta hallar  “la enfermedad aristotélica” dramática más adecuada.

Los diálogos serán inventados entre actores- guionista-director.

Las voces propias y en off deberán  brotar de tal manera que no se  sientan  aprendidos ni memorizadas. Voces que extiendan sus imaginaciones y  den cuenta de los ensayos.

El guión estará  siempre abierto.   

Asistiremos   y gestaremos   un experimento  en múltiples aspectos.


SECUENCIAS CENTRALES:

1.-Una tarde de lluvia intensa en las montañas de Kuzu-Kubaim Leticia estaba  procesando  un Parto Vertical  en medio de   lechos  inmensos   de hojas  esparcidas  debajo de  árboles  gigantescos. Estaba desnuda. Yo la miraba. La miraba Tsejem. Ambos éramos  héroes de guerra. Despojos humanos totales. 

2.-Sincronizaba sus glúteos. Serpenteaba  la columna. La nuca se hacía gato. Su vulva, que Tsejem  había lamido y besado,  y que nunca me perteneció, se abrió como una flor acuática y emergió  la pequeña Leticia. Ojos  abiertos. No lloró. Miró el bosque y  el agua del cielo  sin asombro alguno.

3.- La tormenta  se  hizo más terrible.  Los truenos más sonoros.  Los rayos más violentos. La tarde estaba a punto de cesar. Leticia sonrío. Tomó a la pequeña Leticia y la humedeció  de lluvia. Cantó un Anen. El paisaje  se fue apagando hasta el silencio. Sin haberla procreado fui su padre  desde entonces.

4.- Salíamos de Chávez Valdivia cada mes a Huampami. Dos pumas entrenados para matar. Tsejem  era awajun puro. Se sentía doble guerrero. Descendiente de Asagkay. El último guerrero de honor.  Y soldado peruano entrenado para matar ecuatorianos. Conocí a muchos jóvenes awajun. Él era absolutamente distinto. Luego sabría que sus Visiones de Poder y de Futuro fueron diferentes. 

5.-Yo, un aventurero  que decidió  dejar por un tiempo la universidad y buscar nuevas emociones.  Meterme al monte. Los tambores de guerra se sentían en la década de los 90s con fuerza.  De pura adicción a la  adrenalina me enrolé.

6.-Fuimos yunta guerrera  desde  los primeros días de entrenamiento. El comandante  nos vio complementarios.  Tsejem era la cara y yo la despalda. Compacto. Un Mum. Con una fuerza interior poderosa. Me sedujo esa diferencia. Aprendí a ser amigo entre hombres  de culturas opuestas.

7.-Yo había   practicado casi todo lo que en la Costa y el Mar del Perú  se llama deporte. Pero la selva de la Cordillera del Cóndor  me  fascinaba. Me daba miedo. Me desafiaba. Me  tentaba. Me hacía guiños.

8.-Una noche nos desnudaron y untaron el cuerpo con aceite y con solo dos puñales nos metieron en una ciénaga. Los pies forrados de  jebe.  Nos atacaron por todos lados. Era  un entrenamiento extremo. Si alguien moría  no importaba. Ganamos. Ganó Tsejem.

9.-Esa noche hizo que le diera los alimentos a la boca. No podía tocarlos  con las manos. Era magia awajun. Había matado. Estaba contagiado del ébesek. Sus manos estaban contaminadas. Yo hice lo que dijo. Le di de comer a la boca.

10.-Yo sobreviví a  la batalla de la ciénaga y  sentí que eso era el   infierno pero de pura verdad.   Sin conciencia de nada. Solo  traté de  no  morir.

11.-Las chicas  del prostíbulo nos esperaban cada Sábado con la idea  de organizar  concursos de orgasmos que  yo alentaba y Tsejem no. Somos guerreros decía. Vaciemos los testículos cuando yo lo diga. Sentirás  algo  diferente.

12. En las largas noches de la Base Militar me narró de sus ancestros y de su compleja cultura.

Nadie como él  para escuchar los murmullos de la selva. Para leer el agua. Lo supe de inmediato: en  combate real  dependería de él. 

13.-Los Domingos amanecíamos desnudos bajo las Tunas. Cataratas largas de agua helada. Aprendí a ser amigo  de  otro amigo más allá del deber y la patria. Yo no tenía  idea de patria. Tsejem tampoco. Para él era una oportunidad de  manejar a la muerte.

14.- A Leticia la conocimos un Sábado en  una fiesta en  Huampami. Era mezcla de awajun, wampis y mestiza.  Muy bella y  absolutamente extraña.

“Los Mirlos” sonaban y ella bailaba consigo  misma en sus mundos ocultos. Nadie existía cuando danzaba.

Ojos enormes. Negros. Cabello largo. Piel perla. El leguaje de su cuerpo  era de hembra absoluta. Sus pómulos suaves. Su cuerpo una serpiente.

15.- En un momento en que los mundos se alinearon  yo  le hablé. Leticia me inmovilizó con sus  pupilas  y bailamos. Yo bailaba muy bien .Pero ella   mejor.

16.-Nunca más  fuimos a los torneos de orgasmos  y vaciábamos los testículos  a la manera guerrera. 

17.-Nos enamoramos   de ella. Tsejem  calló. Yo callé. Leticia calló.

18.-Desde entonces hablamos un lenguaje sin palabras o con otras palabras.  Los tres  sabíamos del amor que nos  quemaba. ¿Ese era el amor que todos sentirían en una situación similar o era  otro? Yo creo que era otro. Se hizo otro de pura necesidad.

Asumimos   ese  amor de una manera  mágica. ¿Amigos? Más que eso y menos que eso. Yo creo que estábamos inventando una nueva manera de ser.

19.- Convencionalmente  estábamos enamorados los tres de los tres. Pero jamás hicimos institución sobre  eso. Ni decadencia ni moda. ¿Amigos? No. ¿Algo que se pareciera a  ser amigos? Tal vez. No estoy seguro. En todo caso mantuvimos eso que se llama amor debajo de eso que se llama amistad.

20.-Desde entonces jamás vaciamos los testículos. Respeto sagrado  por Leticia. Rigor de guerreros.

21.-Leticia  nos contó cuando ya éramos despojos que cantó un Anen para ser así. Así como fuimos,  como somos y seremos.

22.-Caminar por el monte recogiendo los mejores sapos y hormigas para comerlos. Ir hasta Kuzu-Kubaim.   Sortear los  remolinos malditos del Comaina. Arrastrarnos hasta Paisa. Rampar  hasta las montañas más puras y limpias.

Esa vida no era sencilla. Era más compleja y bella  que cualquiera. Yo estaba  emocionado. Un despojo  heroico  feliz de ser distinto.

23.-Nuestro amor era una serpiente de agua sin destino. El agua  se evapora y se transforma. Busca un camino inhallable porque no existe eso de amar sin amar. Pero lo intenta.  Sabe que al hacerlo  distrae  al tiempo. Y esa puede ser una forma de  resolver el enigma. Distraerlo  para intentar una solución   imposible.

24.-Como yunta guerrera  no podíamos pelearnos. Tsejem me trasmitió todas sus visiones y poderes. Si pasada la guerra sobrevivíamos, iríamos a Shaim a  que yo obtuviera mi propia visión.

25.-Los Sábados y Domingos los tres éramos uno. Leticia, Tsejem y yo. ¿Una hermandad? No lo sé. No. Pero todo lo colocamos  delante de nosotros hasta hallar lo que  vendría.

26.-Un amor así tiene miedo a  las palabras. El juego y las apuestas las sustituyeron. Los awajun son autárquicos, individualistas y les gusta competir. A mi también.

27.-Un amor suspendido en el aire vive de la posibilidad y del  futuro. Y es una de las formas de la realidad y del sueño.

28.- ¿Qué sería de nosotros si la vida fuera de otra manera? Los tres competíamos para imaginar el mejor después. Ensayos para ganar tiempo o producir tiempo. El presente fue una convención.

29.-Leticia  bailaba como diosa demente y bebía  por los tres. Nadie  la miraba. Ni los Comandantes. Todos temían a Tsejem.

Del costeño aventurero  no  quedaba nada. Yo era la aventura. Lo sentía. Haría todo lo posible para no morir cuando llegara la hora.

30.-Y llegó la hora. Un helicóptero nos dejó cerca. De allí solo a esperar la noche. La guerra fue de noche y con  mucha lluvia en ciénagas ciegas que parecían organismos vivos. Cuerpo a cuerpo. Ahí  estaba todo. Tsejem la cara. Yo la espalda.

31.-Una noche estalló el sol. Después el silencio.

32.-Abrimos los ojos. Meses. Leticia nos secuestró del Hospital de Campaña.  Después  narró su eficacia.

33.-Vivíamos en  un Ayántai en las montañas de  Kuzu-Kubaim. Ya no éramos  seres humanos. Despojos. Restos de nosotros mismos.

Una Nungkui-Leticia  nos había devuelto de las tinieblas y nos había mantenido vivos.

34.-Yo había quedado castrado y sin piernas. Tsejem  había mantenido sus  testículos pero había perdido brazos y piernas.

35.- La decisión llegó. ¿La planeó  Leticia? No dejaba de ser una Nugkui.

36.-Antes de que muriera Yo o Tsejem  Leticia sería fecundada. Solo podría ser de Tsejem.

37.-Asistí a la  sesión de fecundación que  estaba más allá del amor, de la amistad, o de lo que ambos conceptos  significaran   para los demás. No para nosotros. No había lugar en el universo para definir eso.  Tal vez  estábamos  inaugurando  montañas recién nacidas.

38.-Ayudé  a las posiciones que Tsejem no podía. Sabía que se prolongaría en  el vientre de Leticia.

39.-Después de fecundarla frente a mí. Murió.

40.-Como guerrero awajun auténtico. Soldado peruano héroe de guerra. Lo dejamos  debajo de los pisos vegetales del monte.

41.-Tsejem vivía o moría    en las hojarascas del monte más alto de  Kuzu-Kubaim.

Leticia cantaba  diferentes Anen.

42.-Yo me arrastraba  aún y puse en práctica las  memorias de Tsejem para tratar de ser un poco como él.

43.-Leticia  veía crecer su vientre. Tsejem era parte de  nosotros. No dejó de estar ahí jamás.

44.-En las noches de estrellas la voz de Tsejem   seguía viva y Leticia la interpretaba y  yo me hacía menos  héroe y más humano.

45.-Cuando nació la pequeña Leticia  Tsejem creció más. Vivió otra vez entre nosotros. ¿Volvió a la vida? Ya no éramos tres. Éramos cuatro. El bosque lo devolvió.

46.-Tsejem arrastrándose  jugaba  con la pequeña  Leticia. Empezamos a  competir otra vez.

47.-Criamos a Leticia, la pequeña, en el sentido  de los cuatro.

48.- Cazábamos, pescábamos, recolectamos, capturábamos  Tayos.

49.- Domesticamos  nuestras discapacidades. Las ensayamos. Entrenamos para ser  despojos heroicos  útiles.  Para  vivir como quedamos después de que estalló el sol.

50.-Así como ensayamos la guerra. Ensayamos la paz. Nos esforzamos  para ser hábiles despojos. La discapacidad pronto fue parte de nuestra naturaleza. No nos importó.

51.-Tuve mi visión. Volvería a mis pasados. Pero retornaría. Solo cerrar una vida y abrir otra.

52.-Leticia y Tsejem empezaron a  inventar  el modo de ser así  para siempre. De ser así los 4.  Hasta morir de verdad. ¿Una nueva manera de amor implicaba una nueva manera de vivir y de morir?

53.-Tsejem y Leticia empezaron a  inventar trabajos  para cumplir una tarea pendiente que se habían   impuesto como indígenas: hacer que las mujeres awajun no se suiciden.

54.-Tenían un antecedente. Nosotros cuatro.  Nuestros corazones  limpios.  ¿Nuestra hermandad de mucho amor sin amor?  Todo aquello que hacía envenenarse a las mujeres.

55.-Nunca fuimos a recoger las Medallas de Héroes de Guerra. ¿Para qué?  Como los antiguos guerreros de honor. Habíamos vencido a la  muerte y a la vida.

56.- Creo que finalmente habíamos inventando una forma de amarse entre cuatro. Todo el mundo vive de creencias ¿Por qué nosotros no? Era nuestra creencia y nuestra  vida. Y lo sería hasta en el momento de la muerte sin  magia.

57.-La pequeña Leticia cumpliría  quince años. No necesitábamos preguntarnos ni afirmarnos nada. Andábamos por las montañas. No éramos errantes. Solo  Aents.

Ellas erguidas y bellas. Nosotros  hábiles discapacitados. ¿Un nuevo clan? No. Dos hombres que volvieron de la muerte y dos mujeres Nugkui  que manejaban los bosques y reían y bailaban con nosotros y nuestras  extravagantes tecnologías  para mostrarnos como  hombres  completos.



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