sábado, 8 de enero de 2011

NAVEGACIONES (07-01-2011)


SOBRE LA GUERRA Y LA SALUD PÚBLICA

AUTORES: JOAN BENACH · CARLES MUNTANER

1. ¿Quién prepara las guerras? Tras la masacre de Hiroshima y Nagasaki, el general Groves, director militar del proyecto Manhattan, dijo: “La guerra es un acto de fuerza” y para ella “no hay límite alguno”, afirmando que la muerte por radiación era “una manera muy placentera de morir”. Después de la II Guerra Mundial, EEUU siguió desarrollando un sistema militar planetario hegemónico donde un complejo político-económico-militar financia públicamente un conglomerado de empresas con intereses corporativos y políticos entrelazados. Un ejemplo es la empresa Blackwater (ahora Xe), cuyos soldados escapan al control estatal. En 2009, el gasto militar de EEUU (casi la mitad del mundo) fue de 534.000 millones de dólares, sin incluir guerras como Irak (más de tres billones de dólares). Los países europeos lideran el ranking mundial de 2010 de países exportadores de armas, en el que España ocupa el sexto lugar.

2. ¿Cuántos y quiénes mueren? En el siglo XX, murieron por las guerras 181 millones de personas. En el genocidio de Irak murió más de un millón de personas, sin contar soldados estadounidenses y de otros países, fuerzas de seguridad, periodistas y cooperantes. Hoy, cuatro de cada cinco muertos son civiles, la mayoría de clases populares. Entre los 400.000 soldados estadounidenses fallecidos en la II Guerra Mundial, Corea, Vietnam e Irak las víctimas fueron sobre todo pobres. Además, las muertes se subestiman. Por ejemplo, los estadounidenses creen que en Vietnam murieron 50.000 estadounidenses y 100.000 vietnamitas en lugar de entre los 4 y 5,5 millones que realmente murieron.

3. ¿Cómo engañar a la población? El político estadounidense Hiram Johnson apuntó que la verdad era la primera víctima de la guerra; y Orwell señaló que el lenguaje político se diseña para que las mentiras suenen como verdades. Göring, segundo de Hitler, reconoció que, como la gente no quiere la guerra, se debe ocultar y manipular: “Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo”. En la guerra de Vietnam, el presidente y el Pentágono mintieron sobre el incidente del golfo de Tonkin para convencer al pueblo de ir a la guerra. Las filtraciones de Wikileaks y los estudios han enseñado como se emitieron centenares de declaraciones falsas sobre las armas de destrucción masivas en Irak o los vínculos iraquíes con Al Qaeda.

4. ¿Cuál es su impacto global? El impacto de las guerras en la salud pública es inabarcable. Además de muertes y heridos, pensemos en el impacto sobre la salud física y mental en las víctimas de la tortura y en mujeres y niñas que sufren violencia sexual, los millones de refugiados y desplazados y los mutilados por millones de minas. Pensemos en la huida de técnicos, médicos, educadores y profesionales, los efectos sanitarios agudos y crónicos por contaminantes del aire, tierra y agua de armas químicas, biológicas y nucleares, la destrucción ecológica del paisaje, la biodiversidad y la alteración de ecosistemas por las múltiples actividades militares.

5. ¿Qué podríamos hacer sin guerras ni ejércitos? Los costes de la guerra restringen los recursos sociales y de salud. Cada arma, cada buque, cada estación militar, cada soldado, roba recursos imprescindibles para reducir la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, la desigualdad. El coste del gasto militar mundial de un hora equivale a la iniciativa de dos décadas de erradicar la viruela; el coste de medio día, permite pagar la inmunización completa de todos los niños del mundo por enfermedades infecciosas; el coste de tres semanas permitiría pagar la atención primaria de salud para los niños de los países pobres, el suministro de agua potable y la inmunización.

6. ¿Un mundo sin guerras? Muchos autores y políticos han planteado que la violencia y la guerra son “irremediables”. McNamara, arquitecto de la guerra del Vietnam, dijo que no erradicaremos las guerras, “no vamos a cambiar la naturaleza humana”. Al recibir el Nobel de la Paz, Obama afirmó no tener duda de que la maldad existía y que decir que la fuerza podía ser necesaria era “reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón”, en una velada justificación de la escalada militar en Afganistán. Muchos otros creen que la guerra es un fenómeno asociado con conflictos sociales evitables. El antropólogo Douglas Fry ha documentado decenas de sociedades con niveles de agresión mínimos, apuntando que la guerra no es
inevitable. Su prevención requiere analizar los conflictos e intereses geopolíticos, el negocio militar de las clases y países dominantes y las mentiras reproducidas en los medios, pero también educar en valores y actitudes antibélicos y pacifistas, y desarrollar movimientos como los encabezados por
Gandhi y Martin Luther King.

En la víspera de Navidad de 1914 en la I Guerra Mundial, algunos soldados del frente occidental empezaron a cantar Noche de paz, que enseguida se propagó por las trincheras. No hubo disparos. Los soldados dejaron sus armas para ir a tierra de nadie y confraternizar. La no declarada tregua hizo que, por unas horas, estallara la paz. La guerra puede evitarse. La paz se puede construir. También está en nuestra naturaleza.

Joan Benach y Carles Muntaner son profesores de Salud Pública en la Universitat Pompeu Fabra y en la Universidad de Toronto. Miembros del Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud (Greds-Emconet, UPF).

De:”Sin Permiso”

domingo, 2 de enero de 2011

NAVEGACIONES ( 1-1-2011)


AMAZONÍA,  CINE, MVLL Y EL DAPU AWAJUN

Casi al fallecer el 2010 los cineastas peruanos  representados por sus respectivos gremios, incluyendo a los independientes, se pusieron de acuerdo para optimizar una ley aprobada de modo conflictivo, puesto que los políticos parlamentarios suelen guiarse por intereses antes por ideales. Se han  establecido las   posibilidades  para concordar una herramienta  que permita hacer cine en todo el país y por cineastas de todas las edades y culturas.

Sin embargo,  los hechos  derivados  de los sucesos de  Bagua  y de la huelga amazónica en general están al 1-1-11 sin solución alguna. Hubo dificultosos  avances. Primó la notoria ausencia de  decisiones políticas estatales que  superaran  la visión colonial que aun pende sobre la Amazonía.

Desde que  Ramón Castilla inventara al Perú jurídico luego de las cruentas guerras civiles entre caudillos  y dibujara un mapa “nacional”   soñándolo atravesado de ferrocarriles y comprara los primeros barcos para explorar  sus cuencas amazónicas,  concibió que  aquel espacio verde que ocupa más de la mitad del país estaba vacío.

Ignoraba que allí vivía un vasto número de culturas con gestas  civilizatorias propias, representando  patrimonios de  especie, porque “lo salvaje” como concepto no existe, constituyendo   una falacia  cognitiva colonial alimentada por la unicidad de las ideologías y las religiones que odian la  diversidad.

La historia de la Amazonía tiene más o menos  14 etapas y la última está signada por la lotización extractivista. Se continúa con  el   paradigma  fenicio del modelo civilizatorio  que después de colonialismo se potenciara  con la Revolución Industrial y que   alimenta sus consumos y delirios  con petróleo y otros combustibles que a la larga socavarán ineluctablemente a la naturaleza en los próximos siglos.

Existen además varios espacios amazónicos: la indígena (ancestral), la colona, la mestiza, la extractivista, entre otras,  y se carece flagrantemente  de  una Agenda Amazónica mínima  que permita  visualizar priorizadamente sus temas y problemas.

Nadie se ha preguntado si los EIAs (Estudios de Impacto Ambiental que usan las Empresas y Consultoras) aprobados tienen la calidad necesaria que permitan  que de aquí a  100 años la Amazonía quede igual o mejor. Conozco EIAs que son de una tristísima y escalofriante calidad,

La  visión que Vargas Llosa tiene de la Amazonía  en sus novelas  pese a su magnífica tecnología narrativa  es definitivamente estereotipada.

¿Cómo deberán  tomarse sus palabras que en el Discurso  del Novel contradicen  en mucho  a aquellas escritas en su columna de “El Comercio” de Lima (“Victoria Pírrica), luego del “baguazo”?  Palabras que  expresaron  intolerancia y varias  desinformaciones.

Su uso pertinaz del  concepto de modernidad, sospecho, fue  gestada en Miraflores y en el Centro de Lima de los años  50s. La veo heredada de ciertos depósitos intelectuales eminentemente literarios  franceses  post-coloniales.

El Perú desarrollista de entonces  junto a  las primeras oleadas migratorias a Lima, necesitaba de una concepción unicista  de modernidad que  el centralismo limeño, patronal y hegemónico,  requería   para mirar a los  perús de un modo homogéneo y exento de  indios, indígenas, afros y todo aquello que no es “moderno”. A esta  operación de mentalidad histórica no estuvo ajena la clase intelectual o parte de ella.

¿Por qué MVLL atacó a José María Arguedas  con una pasión y erudición digna de mejor causa  en su libro  “La utopía arcaica  y las ficciones del indigenismo”? ¿No era que somos un país de todas las sangres?  Donde todos tienen el derecho de  emitir sus visiones de vida libremente

Hay que prestar atención al discurso del Nobel. Mi hipótesis es que la investigación que hizo  para redactar “El sueño del celta” en el Congo y en el Putumayo, le hicieron ver nuevas realidades  y  lo impelieron a  expresar  conceptos ausentes de sus liberalidades de las últimas décadas:

(Citas del discurso. Páginas 9 y 10) “Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú como en el Aleph de Borges, es   en pequeño formato el mundo entero”….” ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tienes todas”!….”La conquista de América fue cruel y violenta como todas las conquistas”….” Quienes cometieron aquellos despojos y crímenes  fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos”…..” ”Aquellas críticas para ser justas  deben ser autocríticas”….”Quienes usurparon el poder en las antiguas colonias, en vez de  redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores”…”Digámoslo con toda claridad, desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido”….” Ella sigue siendo una asignatura pendiente en todas América Latina”…” No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza”…

¿Cómo relacionamos lo expresado por el Nobel con las tareas pendientes en la Amazonía Peruana?   Tarea pendiente.

Mientras tanto, para  casi la totalidad  de la población peruana y mundial que ignora la complejidad y riqueza  de la Cultura Awajun, principal “acusada” del “baguazo”, sin  tomarse  la más mínima y digna responsabilidad de  medir las agravantes y las atenuantes culturales  presentes en el conflicto, y donde el Estado lleva la peor parte por el poder que ostenta y el estructural olvido que profesa como sistema megalómano en relación  a los Otros, a continuación les ofrezco un ejemplo de ternura y creación Awajun  a través del síndrome  denominado el Dapu.

Fue una enfermedad no hipocondríaca,  inventada por las mujeres,   al poco tiempo de fundarse las comunidades después de 1955. Debe  saberse  que la Awajun fue la última nación cultural amazónica integrada  a la sociedad nacional de un modo violento en el marco de la Guerra Perú-Ecuador, la instalación de  Cuarteles  Militares, la carretera del oleoducto, entre otras acciones anomizadoras.

Cuando las mujeres verificaron que convivirían con familias desconocidas e incluso enemigas  intuyeron un estado relacional y vecinal  nuevo e inédito y las  personas tendrían que  conocerse y entenderse de modos  radicalmente diferentes.

El Dapu   fue un  síndrome afectivo  de etiología  y nosografía basadas en las lógicas mágicas, entendiéndose por magia a la ciencia natural pre-cristina no sujeta a la demonización católica.

Se  adquiría por  deliberado  auto contagio. Se  necesitaba  contraerlo para recurrir a otras mujeres que lo habían padecido  con la finalidad de  preguntarles y conversar  cómo fue que se curaron sin necesidad  de medicinas, médicos ni especialistas.

La “contagiada” tenía que hallar a la “contagiante” y preguntarle cómo había hecho para sanar, y aplicarle el mismo esquema. Si la supuesta contagiante no aparecía con facilidad, tenía que recorrer toda la  comunidad buscándola.  De ese modo además, se aprovechaba la pesquisa para conocer y relacionarse con todas las otras mujeres.

Sus síntomas  podían confundirse con cualquier cuadro clínico y nunca nadie murió de Dapu. Como una manera de convivir en paz, para quienes en el pasado  constituyeron la Sociedad Guerrera más sofisticada de la Amazonía Peruana, las mujeres lo  inventaron culturalmente  como un recurso simbólico de hacer y sentir enfermedad para convocar cariños,  atenciones y  solidaridades. Un ensayo epidémico para obtener nuevos sentimientos y afectos.

Fue otro intento de la mujer  awajun para   concitar el cariño de los hombres y de las mujeres de otras familias recién conocidas. Toda curación  terminaba en un Ipaamamu (invitación), donde se  consumía lo mejor de la comida étnica.

¿Puede haber una metáfora existencial  de afecto e imaginación más tierna que la descrita?

WG

1-1-2011